Seguridad alimentaria: qué es y cómo República Dominicana y LATAM la enfrentan

La seguridad alimentaria, de acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) se determina a “nivel de individuo, hogar, nación y global, se consigue cuando todas las personas en todo momento tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”.

Por Sandra Madiedo Ruiz

De acuerdo con su misma definición, representa varios desafíos no solo para la región latinoamericana, sino en sentido global. Pero en esta región, el pasado año, y agravado por la pandemia de la COVID-19, “el número de personas que viven con hambre aumentó en 13,8 millones, alcanzando un total de 59,7 millones de personas”, según el reporte Panorama regional de seguridad alimentaria y nutricional 2021.

“Aunque la pandemia ha agravado la situación, el hambre ha ido en aumento desde 2014. Debemos corregir las vulnerabilidades profundas de nuestros sistemas alimentarios, hacerlos más inclusivos y sostenibles y asegurarnos de que brinden bienestar a las personas que alimentan a nuestras sociedades”, detalló Rossana Polastri, directora del FIDA para América Latina y el Caribe.

A la anterior situación debemos añadir la reciente guerra entre Rusia y Ucrania que ha conllevado a inflación, escasez y alza en precios de materias primas en Latinoamérica. Tal como detalló Melvin Escudero, economista y presidente de Dorado Investment, a Ojo Público que “las familias que viven del día a día serán las más golpeadas por la inflación. Ya nos veníamos recuperando de la fuerte inflación que se registró el año pasado, también por el alza de estos productos de la canasta básica como el maíz, necesario para la alimentación de las aves de corral. Eso es lo primero que se siente en los mercados. La inflación fue mundial, y las proyecciones económicas era que bajaría, pero esta situación cambia todo el panorama”.

Es por ello que, en Santo Domingo, República Dominicana, se realizó recientemente la XI Conferencia Iberoamericana de Ministras y Ministros de Agricultura, que ha tenido como centro los “temas de seguridad alimentaria y nutrición, producción sostenible, resiliencia y agroecología, el desafío del comercio internacional del sector agroalimentario ante la crisis de las cadenas de suministro, la transformación digital del sistema agroalimentario y la agricultura familiar”.

En dicha cita, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, destacó “que, si la agricultura sufre, se traduce en inestabilidad alimentaria, enfermedades, pobreza y migraciones. En definitiva, es una actividad profundamente determinante para la estabilidad política y social de nuestras naciones”.

Ese país desde el 2019, redactó el Plan Nacional para la Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional 2019-2022 ha constituido “el instrumento fundamental para impulsar las políticas que garanticen la seguridad alimentaria y logren ese objetivo, tan justo como inaplazable, de una República Dominicana sin hambre y con igualdad de oportunidades”.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de República Dominicana, en diciembre de 2021 ese país “presentaba un nivel de subalimentación de alrededor de un 5,5% de la población, colocando en 600,000 personas las que están en condición de inseguridad alimentaria”.

La seguridad alimentaria es un problema que va desde lo local hasta lo global y de ello, y de acuerdo con ello, cada gobierno debe establecer las políticas públicas que haga que se mitigue la situación.

Desde el Centro Docente CEF.- UDIMA, centro educativo vinculado a  Fundación Hergar, se ofrece el título propio Curso Profesional del Ozono: Módulo Agro-alimentario que es un “curso intensivo de formación profesional en el negocio del ozono aplicado a la agricultura y los procesos de post-cosecha en industria alimentaria, que se distingue por su método de aprendizaje abierto, interconectado y circular”.

Además de que “es una formación a la que podrás sacar el máximo partido como alumno, consiguiendo un seguimiento cercano por parte del equipo docente y prácticas reales con cultivos”, ya que se podrán dotar de “recursos y estrategias de manejo útiles para un uso seguro y eficaz en los distintos ámbitos a desinfectar (semilleros, invernaderos, cultivo en tierra, hidropónicos…), así como reconocer los riesgos de un uso inadecuado, y los beneficios del ozono en la actualidad, su aplicación en tiempos, concentraciones y el diseño de instalaciones para optimizar los cultivos de flores, cereales, hortalizas y frutales”.

Esta formación contribuirá al conocimiento no solo de cómo mejorar la agricultura, sino para a través de la academia contribuir a palear la inseguridad alimentaria paulatinamente.