Uno de cada cuatro niños en el mundo vive en situación de pobreza alimentaria grave en sus primeros años de vida. Esta alarmante cifra, que representa a 181 millones de menores de cinco años, refleja una crisis global exacerbada por desigualdades, conflictos y crisis climáticas.
Las crecientes desigualdades y el aumento de los precios de los alimentos condenan a millones de niños a la pobreza alimentaria. La sobreabundancia de comida no saludable y las malas prácticas de alimentación agravan esta situación, atrapando a los niños y sus familias en un ciclo de pobreza y privaciones.
UNICEF define la pobreza alimentaria infantil como la incapacidad de los niños para obtener una alimentación nutritiva y variada en la primera infancia. Esta condición afecta gravemente la supervivencia, el crecimiento físico y el desarrollo cognitivo de los niños.
El progreso hacia el fin de la pobreza alimentaria infantil es lento, pero algunas regiones y países están demostrando que es posible avanzar. Tanto los niños en hogares pobres como en hogares acomodados sufren esta condición, lo que indica que los ingresos no son el único factor determinante.
Los niños en situación de pobreza alimentaria no consumen alimentos ricos en nutrientes y, en cambio, su dieta se refuerza con alimentos no saludables. La crisis alimentaria mundial y los conflictos locales intensifican la pobreza alimentaria, especialmente en países frágiles.
El organismo destaca que la pobreza alimentaria infantil está impulsando la desnutrición. El porcentaje de niños en situación de pobreza alimentaria grave es tres veces mayor en países con alta prevalencia de retraso en el crecimiento infantil.
De los 181 millones de niños que se encuentran en situación de pobreza alimentaria grave, el 65% se reparte entre solo 20 países.
Se estima que alrededor de 64 millones de niños afectados están en Asia Meridional y 59 millones en África Subsahariana. En Somalia, por ejemplo, el 63% de los niños viven en esta situación, con más del 80% de los cuidadores declarando que sus hijos no habían podido comer durante un día entero.
El informe "La pobreza alimentaria infantil: Privación nutricional en la primera infancia", examina la situación, las tendencias, las desigualdades y las causas de esta pobreza. Se centra en los países de ingresos bajos y medios, donde reside la mayoría de los niños en situación de pobreza alimentaria infantil.
En un contexto donde los países aún se recuperan del impacto socioeconómico de la pandemia de COVID-19, los efectos de las crecientes desigualdades, los conflictos y la crisis climática han elevado el precio de los alimentos y el coste de la vida a niveles sin precedentes. Esta situación intensifica la pobreza alimentaria infantil, especialmente en países frágiles.
Es fundamental garantizar entornos en los que los alimentos nutritivos y saludables sean la opción más accesible y deseable. Las políticas deben proteger a la infancia de alimentos y bebidas poco saludables, y aprovechar los sistemas sanitarios para prestar servicios esenciales de nutrición, con prioridad a los más vulnerables.
UNICEF también subraya la necesidad de activar los sistemas de protección social para abordar la pobreza de ingresos, respondiendo a las necesidades alimentarias y nutricionales de los niños más vulnerables y sus familias. Esto incluye la concesión de transferencias sociales para proteger a los niños en mayor riesgo de sufrir pobreza alimentaria.
Además, es vital reforzar los sistemas de datos para evaluar la prevalencia y gravedad de la pobreza alimentaria infantil. Detectar tempranamente el aumento de esta pobreza, en contextos frágiles y humanitarios, y hacer un seguimiento de los progresos nacionales y mundiales en su reducción es crucial.
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