“La formación es el principal patrimonio de un profesional”

“La formación es el principal patrimonio de un profesional”, así considera José Lominchar, docente del CEF.- y de la UDIMA, instituciones ambas vinculadas a la Fundación Hergar, ante cómo los profesionales pueden adaptarse a las tendencias del mercado actual.

Por Sandra Madiedo

La formación a lo largo de toda la vida hace “cualquier empleado involucrado en el aprendizaje continuo mejorará su resiliencia y adaptabilidad, su eficacia y eficiencia ante nuevos retos de su puesto de trabajo. Y todo ello redundará en una mejora colectiva para las empresas que persigan la formación continua como sello para sus empleados”, así lo consideraba David Lizcano Casas, vicerrector de Investigación y Doctorado y profesor Titular de Ingeniería Informática de la UDIMA.

A partir de esta premisa, su colega, el también profesor en el Grupo Educativo CEF.- UDIMA José Lominchar, especialista en relaciones laborales, teje, a través de sus respuestas, una red que nos ayuda a comprender mejor el mercado de trabajo futuro, o ya no tan futuro, quizás muy presente.
¿Cuáles considera que son las tendencias y necesidades del mercado laboral actual?
Para el profesor Lominchar vivimos un cambio de modelo en diferentes áreas y sectores, en general, en la sociedad y el ámbito laboral. La primera reflexión que debemos hacer, enjuicia, es la capacidad para entender y proyectar en ese nuevo ámbito laboral.

Desde el punto de vista de las organizaciones, por un lado, la necesidad de capacitar y formar a nuestros equipos para las nuevas necesidades del mercado. Desde el punto de vista de los empleados, por otro, el capital laboral de cada organización, "pero en el doble plano como organizaciones e individuos necesitamos conectarnos con esa nueva realidad".

Sobre todo, avisa, porque "si no hacemos esto corremos el riesgo de que nuestra potencial ventaja competitiva, nuestra capacidad de competir profesionalmente se vaya alejando de la realidad". Actualmente, COVID-19, industria 4.0, los nuevos desarrollos tecnológicos están demandando nueva necesidad de prepararnos tanto organizacional como profesionalmente, subraya.
¿Cómo deberían los profesionales, de acuerdo con ello, especializarse en esas áreas y las empresas adaptarse?
Para el profesor Lominchar, hay una variable fundamental en todo esto. Primero, la cultura organizacional desde el punto de vista de las empresas, y en segundo lugar, la capacidad o la búsqueda del valor diferencial de un profesional. Ambos elementos conectan con la actitud, cuando hablamos de actitud en una organización, hablamos de la cultura organizacional, de su capacidad de adaptación, de la gestión del cambio.

En un individuo desde el punto de vista organizacional, su tarjeta de visita profesional se traduce en la capacidad de ofrecer un servicio conectado al mercado, es decir, que se pueda hacer un paralelismo en las organizaciones y los profesionales.

La organización debe buscar atraer, generar y retener talento y para conseguir esa variable del talento debe estar conectada a la realidad del mercado.

"Soy capaz de ofrecer productos y servicios que permitan a los clientes valorarme como una marca de referencia, eso por excepción genera que el capital humano del mercado quiera ir a trabajar conmigo", señala Lominchar.

Desde el punto de vista de los empleados "somos conscientes de las nuevas necesidades. ¿Cómo podemos contribuir a generar valor? En primer lugar, nuestro perfil profesional, en segundo, a nuestras organizaciones y a la sociedad".

Para ello, y esto lo remarca el docente del CEF.- y de la UDIMA, "debemos invertir en formación. La formación es el principal patrimonio de un profesional y es el principal patrimonio de una organización invertir en capital humano, invertir en generar talento, siempre es una apuesta ganadora".

El éxito está en conectar esa potencial inversión en talento y formación, en desarrollo, en nuevas habilidades, lo que se conoce como habilidades diferenciales: la gestión de incertidumbre, una variable, por cierto, que hasta hace poco tiempo no se consideraba definitiva.
¿Qué sectores o áreas aceleró la COVID-19?
En primer lugar, todo aquello que está conectado con la digitalización, con la trasformación digital, pero en general, se puede hablar de que casi todos los sectores se han visto inmersos en la necesidad de la adaptación, de adaptabilidad al mercado.

"Podríamos decir que transversalmente que todas las áreas se verán afectadas por la necesidad de inversión en educación, gestión del cambio, modernización, actualización, sí".

Y qué decir de todo aquello que tiene que conectarse con la inteligencia artificial, Big Data, internet de las cosas, que conecta con las necesidades de asesoría en currículo laboral o con las nuevas habilidades directivas de los profesionales. Herramientas que retroalimentan a las otras.

Desde ese punto de vista, dos aspectos resalta el profesor Lominchar. Uno, formación, inversión en formación para generar, atraer y retener talento porque la nueva realidad, esas necesidades es lo que el mercado, la sociedad está demandando.

La buena noticia es que nuestras organizaciones y nuestros profesionales tienen esa capacidad de adaptación, somos conscientes de la gran oportunidad que ofrece esa gestión del cambio, de la necesidad que tiene invertir en el patrimonio fundamental de una organización como es capital humano.

Los sectores que son punta de lanza son todos aquellos conectados con la tecnología, eso genera la necesidad en otros sectores y áreas que dan apoyo a las mismas. Cuando hablamos de inteligencia artificial automáticamente nos conecta con las nuevas necesidades de asesoría jurídica-laboral o nos conecta con la necesidad de organización empresarial, concluye.