La economía mundial enfrenta un sombrío panorama y va camino a registrar su peor desempeño de las últimas tres décadas durante un período correspondiente a cinco años. El cálculo indica que el crecimiento disminuirá al 2,4 % en 2024, el tercer año consecutivo de desaceleración.
Según revela el informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial, en medio de lo que se preveía como una década transformadora para el desarrollo, los números indican una tendencia preocupante que podría culminar a fines de 2024 con los cinco años de menor crecimiento del producto interno bruto desde hace treinta años.
Aunque algunos indicadores sugieren una mejora en la situación global respecto al año anterior, pues el riesgo de una recesión mundial ha disminuido, principalmente, gracias a la fortaleza de la economía de Estados Unidos, hay otras señales alarmantes.
Las proyecciones para el crecimiento del comercio mundial en 2024 son desalentadoras y se espera que sea solo la mitad del promedio registrado en la década anterior a la pandemia.
“Sin una corrección importante del rumbo, la década de 2020 pasará a la historia como una década de oportunidades desperdiciadas”, pronostica Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial.
El organismo indica que emergen nuevas amenazas a corto plazo debido a crecientes tensiones geopolíticas. Al mismo tiempo, las perspectivas a mediano plazo para numerosas economías en desarrollo se ven ensombrecidas por la desaceleración del crecimiento en las principales economías, la morosidad en el comercio mundial y condiciones financieras más restrictivas.
Además, los costos de endeudamiento para las economías en desarrollo, especialmente aquellas con calificaciones crediticias bajas, se mantendrán elevados debido a tasas de interés estancadas en niveles máximos de cuatro décadas en términos ajustados por inflación.
“El crecimiento a corto plazo seguirá siendo débil y llevará a que muchos países en desarrollo, sobre todo los más pobres, caigan en una trampa: con niveles paralizantes de deuda y un acceso precario a los alimentos para casi una de cada tres personas. Ello obstaculizará los avances en muchas prioridades mundiales. Todavía existen oportunidades para cambiar el rumbo. En este informe se ofrece un camino claro a seguir: se detalla la transformación que se puede lograr si los Gobiernos actúan ahora para acelerar la inversión y fortalecer los marcos de política fiscal”, añade el directivo del BM.
Las cifras refieren que las economías en desarrollo se verán particularmente afectadas, con un pronóstico de crecimiento del 3.9%, más de un punto porcentual por debajo del promedio de la década anterior.
El informe también destaca la urgencia de abordar el cambio climático y otros objetivos de desarrollo para 2030. Los países en desarrollo deben aumentar la inversión en aproximadamente USD 2.4 billones al año. Sin un enfoque integral de políticas, las perspectivas para alcanzar esta magnitud de inversión son poco alentadoras.
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