La crisis de la niñez migrante crece en América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe (ALC) vive una de las crisis de la niñez migrante más grande y compleja del mundo y se calcula que un cuarto del total de las personas en movimiento corresponde a niños y adolescentes.

Por Sandra Madiedo Ruiz                        

Como parte de tres grandes flujos migratorios mixtos y otros de menor escala, millones de niños, niñas, adolescentes, a veces solos y otras con sus familias, han  dejado sus hogares, escuelas y comunidades, indica un informa de la UNIFEC.

El flujo de quienes pertenecen a este grupo etario en ALC ha alcanzado cifras sin precedentes, pues mientras a nivel global los menores representan menos del 15% de la población migrante, en la región conforman el 25% del total de desplazados.

El año 2022 marcó un hito triste, cuando cerca de 250.000 migrantes, incluyendo aproximadamente 40.000 niños, niñas y adolescentes, desafiaron las peligrosas rutas al atravesar la selva del Darién entre Colombia y Panamá.

Sin embargo, el 2023 está en camino de superar esta cifra alarmante, pues esa misma cantidad se alcanzó apenas en los seis primeros meses de este año, como parte de los más de 196.000 inmigrantes que han cruzado esta inhóspita área.

De acuerdo con la investigación, la dinámica de la migración en ALC es multidireccional y compleja, con muchos países actuando simultáneamente como lugares de origen, tránsito y destino. 

Tres puntos migratorios clave han experimentado un aumento histórico en la presencia de estos jóvenes: la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración de salida de la República Bolivariana de Venezuela y el norte de Centroamérica y México.

A lo largo de la última década, el número de niños, niñas y adolescentes que migran o buscan asilo en ALC no ha dejado de aumentar, con excepción del año 2020, cuando se implementaron restricciones fronterizas debido a la pandemia de COVID-19.

Uno de los fenómenos más preocupantes estriba en el hecho de que ellos cruzan múltiples fronteras, a menudo sin la compañía de sus padres o tutores, en busca de oportunidades y protección.

Este aumento de la niñez migrante en el área plantea desafíos a las políticas nacionales y a las respuestas humanitarias, a la vez que demanda proyectos y atención coordinados.

Entre los motivos por los cuales las personas migran en ALC están la huida de la violencia, la persecución política y la extrema pobreza, así como la búsqueda de un futuro mejor y la reunión con familiares en el extranjero. A estos, se suman los conflictos políticos, los fenómenos climáticos y la disfunción de las instituciones estatales.

Mientras que en 2021 aproximadamente el 26% de los desplazados a nivel internacional en el continente americano eran niños, niñas y adolescentes, hace cinco años atrás, la mayoría eran adultos varones solteros en busca de empleo.

UNIFEC añade que el aumento de la migración infantil se concentra, en gran medida, en el norte de América Central y México, en las salidas de Haití. Además, se registra una subida en el número en el caso de Venezuela, pues representan el 42% de la migración total.

La crisis de la niñez migrante en América Latina y el Caribe es un desafío complejo que requiere una respuesta coordinada y activa por parte de los gobiernos, las organizaciones humanitarias y la comunidad internacional. La protección de los derechos y el bienestar de estos niños, niñas y adolescentes debe ser una prioridad en todas las etapas de su viaje y estancia en la región.

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