La quinta generación de tecnologías móviles (5G) mantuvo su expansión en Latinoamérica y el mundo en general. Aunque se augura que sea una de las tendencias tecnológicas en el 2023, resta mucho recorrido para aprovechar todo su potencial.
Durante 2022, la 5G continuó su ampliación en varios países, mientras compañías telefónicas la “adoptaban” y los fabricantes producían dispositivos con capacidad para usarla, primeros pasos para que comience a desplegarse y hacerse masiva.
De acuerdo con el portal 5G Americas, las conexiones inalámbricas globales con esta tecnología buscaban superar los 1.100 millones para fines de 2022 y se han duplicado como promedio cada año desde su inicio comercial a fines de 2018.
Las proyecciones para 2023 son incluso más halagüeñas, pues se vaticina un acercamiento a la cifra de 2 mil millones, mientras que el total global estaría sobre los 5,9 mil millones para fines de 2027.
Se proyectaba que América Latina y el Caribe tuviera 22 millones de conexiones 5G para fines de 2022 y que se acercara a los 399 millones para 2027, una muestra de que la región todavía tiene mucho camino por recorrer.
Mientras en el mundo fue Corea el primer país en contar con la quinta generación de tecnologías móviles en abril del 2019, en Latam el pionero fue Uruguay, que puso en funcionamiento una red comercial de 5G mediante la empresa estatal ANTEL en un sector poco poblado.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indicaba en noviembre pasado que el despliegue de estas redes “permite generar capacidades para impulsar soluciones de inteligencia artificial, Internet de las cosas, automatización y virtualización, además de toda una gama de aplicaciones esenciales”.
No obstante, señalan que “el despliegue es aún incipiente en la mayoría de los países de la región, motivo por el cual se debe prestar especial atención al desarrollo del marco regulatorio necesario para apoyar su implantación, específicamente en lo que respecta a la asignación de espectro”.
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